Boda de Cristina y Álex en el Hort de la Vila (Algemesí)

Cristina y Álex celebraron una preciosa ceremonia civil en el encantador espacio del Hort de la Vila, en Algemesí. Un entorno rodeado de naturaleza que se vistió de otoño para dar vida a una decoración cálida, elegante y llena de matices.

La decoración de la ceremonia combinó tonos otoñales burdeos, terracota, verdes profundos y toques dorados que aportaron una atmósfera acogedora y sofisticada. Las hortensias, dalias, eucaliptos y hojas secas se entrelazaban creando un conjunto lleno de textura y movimiento, perfecto para enmarcar uno de los momentos más emotivos del día.

El rincón del arroz se convirtió en un punto muy especial: una cuidada mesa de madera repleta de conos con pétalos naturales y ramitas de olivo, que esperaban a los invitados para acompañar el esperado “sí, quiero”. Cada detalle se pensó con mimo, desde las cintas hasta los recipientes florales, manteniendo siempre la armonía cromática de la boda.

En el banquete, las composiciones florales siguieron el mismo hilo decorativo. Los centros de mesa, elaborados con una mezcla de eucalipto, magnolia, hortensias secas y flor de temporada, aportaron altura y elegancia a cada mesa, creando un ambiente natural y equilibrado.

La zona del photocall fue otro de los rincones protagonistas: un sofá en tonos neutros rodeado de flores otoñales, iluminado por una cálida luz que invitaba a inmortalizar momentos únicos.

Cada rincón de l'Hort de la Vila respiraba la esencia de los novios: naturalidad, elegancia y una belleza sencilla pero perfectamente cuidada.
Una celebración con alma otoñal, llena de encanto y sentimiento, donde cada flor contaba una historia.

Boda de Cristina y Álex en el Hort de la Vila (Algemesí)

Cristina y Álex celebraron una preciosa ceremonia civil en el encantador espacio del Hort de la Vila, en Algemesí. Un entorno rodeado de naturaleza que se vistió de otoño para dar vida a una decoración cálida, elegante y llena de matices. La decoración de la ceremonia combinó tonos otoñales —burdeos, terracota, verdes profundos y toques dorados— que aportaron una atmósfera acogedora y sofisticada. Las hortensias, dalias, eucaliptos y hojas secas se entrelazaban creando un conjunto lleno de textura y movimiento, perfecto para enmarcar uno de los momentos más emotivos del día. El rincón del arroz se convirtió en un punto muy especial: una cuidada mesa de madera repleta de conos con pétalos naturales y ramitas de olivo, que esperaban a los invitados para acompañar el esperado “sí, quiero”. Cada detalle se pensó con mimo, desde las cintas hasta los recipientes florales, manteniendo siempre la armonía cromática de la boda. En el banquete, las composiciones florales siguieron el mismo hilo decorativo. Los centros de mesa, elaborados con una mezcla de eucalipto, magnolia, hortensias secas y flor de temporada, aportaron altura y elegancia a cada mesa, creando un ambiente natural y equilibrado. La zona del photocall fue otro de los rincones protagonistas: un sofá en tonos neutros rodeado de flores otoñales, iluminado por una cálida luz que invitaba a inmortalizar momentos únicos. Cada rincón del Hort de la Vila respiraba la esencia de los novios: naturalidad, elegancia y una belleza sencilla pero perfectamente cuidada. Una celebración con alma otoñal, llena de encanto y sentimiento, donde cada flor contaba una historia.

Lupe Vidal

11/13/20252 min read